Por Juan Antonio Ayala Esparza
Torreón, Coahuila, 14 de junio de 2024 — En esta época en la que celebramos a nuestros padres, recordamos a aquellos que día a día permanecen en nuestros corazones y continúan activos en sus aficiones. Un vivo ejemplo de ello es el señor Javier Favela Dena, un apasionado de la restauración de autos, cuya dedicación a este arte ha sido inquebrantable a lo largo de su vida. Javier Favela Dena, oriundo de Velardeña, Durango, pero torreonense de corazón, ha dedicado 40 años a restaurar vehículos, transformando piezas olvidadas en auténticas joyas sobre ruedas. Su impresionante trayectoria incluye la restauración de una camioneta Ford 1954 de cuatro puertas, una Chevrolet Pickup 1950, un Maverick 1977 y una combi 1972. Sin embargo, a sus 75 años, Favela no ha dejado de soñar y actualmente tiene entre sus proyectos la restauración de otra Ford, ampliando así su legado en el mundo de la restauración automotriz. El pasado evento “Mi Papá es Mi Motor” fue testigo del talento y la dedicación de Favela, quien recibió un reconocimiento por haber logrado el mejor carro clásico con un camión de tres toneladas, Ford 1973. Este premio no solo celebra su habilidad y amor por los autos, sino también su perseverancia y pasión inquebrantable. A lo largo de su vida, Javier contó con el incondicional apoyo de su esposa, María Concepción Acevedo Hernández (finada), a quien recuerda con profundo amor. Sus hijos, Adriana Favela y Javier Favela, son los pilares de su vida y comparten su entusiasmo por los autos, brindándole el apoyo necesario para continuar con su pasión. La historia de Javier Favela Dena no solo es un testimonio de amor por los autos, sino también una lección de vida sobre la importancia de perseguir nuestras pasiones, sin importar la edad. Su dedicación y amor por la restauración de vehículos ha dejado una huella imborrable en la comunidad de Torreón, inspirando a generaciones a seguir sus sueños y nunca dejar de lado aquello que les apasiona. En estos días, cuando celebramos a los padres, la historia de Javier Favela Dena nos recuerda el valor de la dedicación y el apoyo familiar, elementos fundamentales que impulsan a las personas a alcanzar sus sueños y dejar un legado significativo.